En la mayoría de los casos la enfermedad permanece asintomática, pero puede manifestarse al cabo de 10 a 20 años con la aparición de signos electrocardiográficos alterados que van empeorando con el tiempo (forma crónica de la enfermedad). Los trastornos electrocardiográficos indican un daño miocárdico caracterizado por un engrosamiento considerable del corazón que puede llevar a una muerte repentina. Sin embargo de un 50 a un 70% de los individuos infectados crónicamente no muestran ningún síntoma ni manifestación clínica en el transcurso de sus vidas, por lo que se dice que la enfermedad se encuentra en forma indeterminada. Estos individuos actúan como reservorios del parásito y contribuyen a mantener su ciclo de vida.
En ocasiones la enfermedad se manifiesta de forma aguda poco después de ocurrir la infección. Los síntomas son diversos e incluyen trastornos cardiacos, fiebre, convulsiones, vómitos, diarreas, dolores musculares y somnolencia. Clínicamente la enfermedad se caracteriza por una visceralización de la parasitosis, miocarditis y meningoencefalitis que pueden causar la muerte del individuo. La mayoría de los afectados son niños. |